Nadie se podía creer que me ida a quedar idiotizada no por estar mala sino porque a casa ha llegado un conejo que responde al refinado nombre de balenciaga, sí, el modisto.
Es de pelo gris, canoso, ojitos saltones y preciosos, y con una pequeña colita. Si puedo os pongo una foto.
Bueno, el caso es que estoy enamoradita del animal que está suelto por el mini-jartín de casa y se ha comido todo lo que ha encontrado: los crocus, los tulipanes, la verónica, los rosales, etc. todo a excepción del tejo -debe saber que es tóximo- y las hortensias, que dicen algunos que dan mala suerte, a mi me dan buena.
El conejito se va a tus pies cuando tu le llamas, se deja alimentar en la boca, y se deja abrazar, cuando más le aprietas y menos espacio libre le dejas, más le gusta. Vamos que se cree que eres una madriguera. Come todo lo que encuentra además del jardín: lechuga, zanahorias, manzanas, peras, melocotones, piensos industriales, pan del dia y duro (prefiere el del dia), pero no le gustan ni las alubias verdes ni las acelgas y le pone pegas al repollo, y a las patatas. Tiene un gusto bastante definido: toma galletas maria corrientes pero no quiere ni ver las de categorías superiores como las chiquilin, supongo que porque estas llevan algo de grasa.
El caso es que está todo el dia corriendo y ha crecido mucho desde que me lo trajeron a casa, y lo paso en grande con él cuando se te sube encima y se deja acariciar. Por si a alquien se le ocurre una idea malsana, os diré que no pienso echarlo al arroz ni pienso hacerme un bolso con su piel, pienso seguir jugando con él que me sirve de entretenimiento: no hay que pasearlo en ningún momento, el solo se limpia, como los gatos y cuando cambia de pelo hay que cepillarlo algo para ponerlo más guapo eso es todo. Lo único que siento es que no le he buscado una novia porque no tengo ganas de tener una docena de conejitos y no tengo esas ganas porque tendría que estar pendiente de los bichitos y no me encuenro con fuerza para ello, porque en otro caso, esta casa sería un zoológico.
Es de pelo gris, canoso, ojitos saltones y preciosos, y con una pequeña colita. Si puedo os pongo una foto.
Bueno, el caso es que estoy enamoradita del animal que está suelto por el mini-jartín de casa y se ha comido todo lo que ha encontrado: los crocus, los tulipanes, la verónica, los rosales, etc. todo a excepción del tejo -debe saber que es tóximo- y las hortensias, que dicen algunos que dan mala suerte, a mi me dan buena.
El conejito se va a tus pies cuando tu le llamas, se deja alimentar en la boca, y se deja abrazar, cuando más le aprietas y menos espacio libre le dejas, más le gusta. Vamos que se cree que eres una madriguera. Come todo lo que encuentra además del jardín: lechuga, zanahorias, manzanas, peras, melocotones, piensos industriales, pan del dia y duro (prefiere el del dia), pero no le gustan ni las alubias verdes ni las acelgas y le pone pegas al repollo, y a las patatas. Tiene un gusto bastante definido: toma galletas maria corrientes pero no quiere ni ver las de categorías superiores como las chiquilin, supongo que porque estas llevan algo de grasa.
El caso es que está todo el dia corriendo y ha crecido mucho desde que me lo trajeron a casa, y lo paso en grande con él cuando se te sube encima y se deja acariciar. Por si a alquien se le ocurre una idea malsana, os diré que no pienso echarlo al arroz ni pienso hacerme un bolso con su piel, pienso seguir jugando con él que me sirve de entretenimiento: no hay que pasearlo en ningún momento, el solo se limpia, como los gatos y cuando cambia de pelo hay que cepillarlo algo para ponerlo más guapo eso es todo. Lo único que siento es que no le he buscado una novia porque no tengo ganas de tener una docena de conejitos y no tengo esas ganas porque tendría que estar pendiente de los bichitos y no me encuenro con fuerza para ello, porque en otro caso, esta casa sería un zoológico.
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